comúnmente conocida como "cromolaena", es una planta herbácea perenne que pertenece a la familia Asteraceae. Es nativa de regiones tropicales y subtropicales de América, incluyendo partes de Argentina, donde se encuentra en ambientes naturales y alterados. Esta planta puede alcanzar entre 1 y 2 metros de altura, con hojas grandes, de forma ovalada y márgenes dentados, que presentan un color verde intenso y son opuestas.
Las flores de Cromolaena levigata son pequeñas y se agrupan en inflorescencias en forma de capítulos, que pueden ser de color blanco a amarillo. Estas flores son muy atractivas para polinizadores como mariposas y abejas, lo que la convierte en una especie importante para la biodiversidad local. Los frutos de la planta son pequeños aquenios que se dispersan fácilmente por el viento, lo que facilita su propagación.
En cuanto a su hábitat, Cromolaena levigata se encuentra comúnmente en áreas perturbadas, como bordes de caminos y terrenos agrícolas, así como en bosques abiertos y claros. Su importancia ecológica radica en su capacidad para atraer polinizadores, ya que sus flores son una fuente importante de néctar. Además, su sistema radicular ayuda a estabilizar el suelo, lo que es crucial en áreas propensas a la erosión.
En términos de usos, algunas culturas han utilizado partes de la planta con fines medicinales, aunque se requiere más investigación para validar estos usos. También se considera una opción ornamental, ya que su atractivo visual la convierte en una planta deseable para jardines que buscan atraer polinizadores.
Para su cultivo, Cromolaena levigata prefiere suelos bien drenados y puede tolerar una variedad de condiciones de suelo. Requiere luz solar directa para un crecimiento óptimo y necesita riego moderado, evitando el encharcamiento del suelo. En resumen, Cromolaena levigata es una planta valiosa tanto ecológica como estéticamente, desempeñando un papel importante en el ecosistema y siendo una opción interesante para quienes buscan cultivar plantas nativas.