Comúnmente conocida como "guaco" es una enredadera perenne de la familia Asteraceae. Esta planta es nativa de América del Sur y se encuentra ampliamente distribuida en Argentina, particularmente en las provincias del noreste como Misiones, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires. Se desarrolla de manera natural en ambientes húmedos, como selvas marginales, bordes de ríos, cercos y camalotales flotantes.
Puede alcanzar entre 1 y 5 metros de largo, enroscándose sobre otras plantas o estructuras cercanas. Sus tallos son delgados y estriados, mientras que sus hojas son opuestas, con forma ovado-cordiforme o triangular, de hasta 10 cm de longitud, con bordes dentados y una coloración verde intensa. Florece en primavera y verano, produciendo inflorescencias blancas en forma de corimbo, compuestas por pequeñas flores tubulosas y hermafroditas. Su fruto es un aquenio oscuro, coronado por un papus blanquecino que facilita su dispersión por el viento.
En el aspecto ecológico, es una planta de gran valor para la biodiversidad local. Actúa como hospedera para varias especies de mariposas nativas, entre ellas la Actinote melanisans, Actinote pellenea, Actinote mamita, Actinote pyrrha y Tegosa claudina. Estas mariposas utilizan sus hojas como alimento para sus orugas, completando en ella su ciclo de vida. Además, sus flores son nectaríferas y atraen mariposas adultas y posiblemente otros insectos polinizadores.
Prefiere suelos húmedos, con buen drenaje y exposición solar parcial. Es una especie muy útil para jardinería ecológica y jardines de mariposas, ya que no sólo embellece con su follaje y floración, sino que también contribuye activamente a la conservación de especies de insectos nativos. Además, se puede propagar fácilmente por semillas. Esta planta no presenta toxicidad conocida, pero se recomienda evitar su uso durante el embarazo o la lactancia por falta de estudios concluyentes sobre su inocuidad.